Guión: Yasushi Hirao, basado en la novela "Kyuuketsuki Hantta D" de Hideyuki Kikuchi
País: JapónAño: 1985
Intérpretes (voces en la versión original): Kaneto Shiozawa (D), Kazuyuki Sogabe (Rei Ginsei), Michie Tomizawa (Doris), Satoko Kitô (Lamika), Seizo Katou (Conde Magnus Lee), Ichirô Nagai (Narrador/Mano Izquierda), Kan Tokumaru (Danton)
Música: Tetsuya Komuro
Diseño de animación: Yoshitaka Amano
Comentario:
Ambientada en un futuro lejano aunque con claras remniscencias al Salvaje Oeste, nos narra las andanzas de un cazador de vampiros taciturno y oscuro llamado D, armado con una gran espada y con un extraño ser que habita en su mano izquierda y con el que habla, que acudirá a la llamada de una pobre chica mordida por un vampiro, el Conde Magnus Lee, descendiente directo del más grande de los vampiros, el Conde Drácula (como vemos, conservó el título nobiliario) y deseoso de llevarla a su castillo y convertirla en su esposa. Volviendo a las semejanzas con el Oeste el Conde sería lo más parecido a un terrateniente, el rancho donde viven Doris y su hermano Dan con animales y D, el taciturno pistolero que vendrá a deshacer los problemas son constantes en aquel cine norteamericano.
La película empieza con un prólogo en el que vemos a Doris, algo ligera de ropa (de hecho, no son pocas veces en las que veremos su ropa interior e incluso un desnudo integral en la ducha), luchar contra monstruos y hombres lobo al servicio del Conde para acto seguido ser atacada por él directamente justo antes de los créditos. Después veremos a D, montado en su caballo mitad mecánico llegar al rancho y la historia se desarrolla a partir de entonces a un ritmo fuerte pero pausado al mismo tiempo, llena de violencia explícita pero con un toque poético representado al cazavampiros como un héroe de apariencia rocosa pero con un gran corazón latiendo dentro de él, lo que desembocara en una atracción mutua con la muchacha mientras se tiene que enfrentar a los esbirros del Conde, incluida la hija de aquel empeñada en matar a Doris para impedir que se contamine su linaje, ya que los humanos son considerados plebeyos a los ojos de un vampiro.
Si hay que buscarle un pequeño pero a la película serían sus pequeños saltos temporales y una cierta irregularidad entre los momentos de acción y de descanso pero nada que empañe de manera importante una estupenda película de una gran época para la animación creada en Japón.